LA VANIDAD
OPERACIÒN OXIDADA
Juan Josè Bocaranda
E
-¡Hola, Carlitos!
-¡Queeè? ¡“Doctor Pelanches” para otra ocasión, tìa. Respete!.
-¡Està bien! Disculpa la
confianza
-¡No. Nada de confianza!. Tengo
mi título de doctor en Medicina y deben respetarme. Para eso “me jorobè” estudiando.
-Està bien, DOCTOR. No volverá a
ocurrir…porque de aquí en adelante ya no serè màs tu tìa…ya no vendrás a
hartarte con mi comida, como en tus días de estudiante, cuando te matè el
hambre…cuando te lavè tantas veces esos interiores “cansados”, cuando te daba
dinero para los pasajes, cuando te comprè zapatos porque los que tenìas estaban
tan torcidos, que ya caminabas con los tobillos, cuando te despercudìa
esos trapos acartonados que llamabas “medias”, cuando…
-¡Pero, tìa, tìa!
-Nada de tìa. Vete para la ñoña.
Y se fue justamente para su “Quinta
La Ñoña”, ubicada en la urbanización Laguna Seca…Se largò regañado y colocado
en su sitio. Mas no por eso abandonò la
carga de megalomanía, que lo dejaba tan ciego de presunción andando entre las
nubes, que…
-¡Doctor Pelanches, corra!. La
señora que Ud. operò ayer està grave, està vomitando petróleo y presenta a la
altura de la cicatriz una enorme mancha verdinegra y azulmorada, que parece…
-¡Calle! ¡No siga…!¿Cuàl es la
habitación?
Era que de tanto andar entre
nubes, había dejado unas tijeras en el estòmago de la paciente, quien estuvo al
borde de la muerte. Pero èl, el flamante doctor Pelanches, aun asì, mantuvo su
carga de delirio de grandeza, hasta que murió de
inflatulencia….








