martes, 16 de diciembre de 2014

UNA ARRUGA EN LA ETERNIDAD. Juan Josè Bocaranda E

  


UNA ARRUGA EN LA ETERNIDAD
Juan Josè Bocaranda E

Mirando con  làgrimas la película, la anciana se vio a sì misma cuarenta años atrás, como una rosa abierta en plenitud, reflejando la luz que la besaba. Vio còmo el  abanico  que le ocultaba el  rostro,  fue descendiendo lentamente…hasta que  aparecieron los ojos de la màs hermosa picardìa;  luego, la nariz y la boca resplandeciente, que comenzò a gorjear como ave del cielo una voce un poco fa...

Viò igualmente còmo girò en torno al piano para desplazarse por el escenario con la màs esplendorosa gracia femenina, haciendo  vibrar el teatro como toda una Venus renacida en el mar de los encantos.
….
Repitiò numerosas veces la cinta, como aferràndose con desesperación al imposible de los dias ya muertos…A las siete se la mañana, como siempre, el  ama de llaves entrò a la habitación. No yacìa en la cama sino en la butaca,  frente a la pantalla encendida, pero sin voz, del televisor. La creyó dormida.


El mèdico que le realizò la autopsia sòlo hallò un corazón agrietado y roto…Ella –dijo- ha muerto de tristeza  al sentir el increíble abismo entre el esplendor de ayer y la ruina de hoy. Con razòn escribiò en su diario que el tiempo crea pero también disfruta destruyendo, porque es “cruel e inclemente, una arruga en la eternidad”. 


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