“MEJOR ANDA MOSCA”
Juan Josè Bocaranda E.
Comenzaba a declinar la tarde. A una señal de Josìas, el taxi
se detuvo en la esquina… Abrieron la puerta y entraron en el vehículo èl y Ana,
su querida.
-Buenas tardes. Al Centro Comercial El Trèbol, por favor.
El vehículo iniciò la marcha,
mientras Ana parecía contener la risa. El taxista los mirò por el
retrovisor, receloso. Ella se diò cuenta y como para darle a entender que la
risa no se relacionaba con èl, dijo:
-Ah, Josìas. No puedo creer que le hayas dicho esas cosas. Es
tan gracioso, que todavía me cuesta evitar la risa.
Y acto seguido le preguntò:
-¿La viste de nuevo después de esa noche?
-Incidentalmente, sì, cuando nos encontramos una tarde en la
clínica, pero ella simulò no haberme visto. Se entretuvo conversando con otra
mujer, en la sala de espera.
-Es algo muy chistoso, pero para los demás, no para ella, que
resultarìa muy avergonzada.
-Mi intención no fue herirla ni hacerla quedar mal ante los
demás. Ella me ofendió. Yo tenìa que reir de último.
-Yo te conozco. No te quedas con nada en el buche.
Los dos explotan en una sola carcajada que revienta como un
chaparròn repentino y breve.
-A mì no me hagas nada parecido, Josìas. O te la veràs
conmigo como no te imaginas. Esas palabras
pueden tener muy malos resultados. De casualidad no te agredió.
-Sì lo hizo. O lo intentò. En medio de las risotadas de
tantos que estaban presentes, se sacò uno de los zapatos y pretendió
martillarme la cabeza con aquellos tacones puntiagudos que usan ustedes las
mujeres. No lo logró porque el novio la contuvo, mientras le murmuraba al oído.
La convenciò. Ambos se alejaron rápidamente del lugar.
-Quièn sabe què le dijo…o le prometió…Mejor anda “mosca”, no
sea que el dìa menos pensado cobren venganza…
-Espero que no.
Guardaron silencio. El trànsito estaba pesado en aquella hora
pico. El taxista los mirò nuevamente por el retrovisor, y les dijo: no se pongan
nerviosos, pero un carro nos sigue...
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